El próximo domingo se celebraran elecciones europeas. No pienso hablar de política, que para eso ya hay suficiente información. Si buscas, claro. Quiero hablar de la importancia de Europa en nuestras vidas. Se espera un alto nivel de abstención, debida principalmente a la continua decepción que nos causan los políticos y a lo lejano que parece estar el Parlamente Europeo.
Y es de esto último de lo que quiero hablar. No es algo lejano, no es algo efímero. No se trata de gente que se reune para hablar. De ese sitio lejano en Bruselas salen los fondos para los cursos de FPO que tanta gente, en estos momentos de crisis y paro, realiza, también las ayudas no contributibas para las mujeres desempleadas mayores de 45 años, etc...
Y no solo nos llega dinero. También leyes como Bolonia (que ya comentaré largo y tendido), la jornada de 65 horas semanales para determinados colectivos, los cánones de calidad que deben tener los productos que se comercialicen y un largo etcétera de leyes que salen todos los días en ese extraño boletín llamado DOCE.
Y ya no solo es la importancia que tienen las decisiones de Bruselas en nuestra vida diaria, sino también la importancia de ir a votar. El derecho al voto no debería ser solo un derecho, sino una obligación, sino legal, si moral. Yo he estado en una mesa electoral creedme si os digo que me impresionó mucho ver a gente mayor, que apenas puede caminar, levantarse ese día y hacercarse a las urnas. Gente que estuvo durante mucho tiempo privada de eso que nosotros, jóvenes incautos, no valoramos lo suficiente. No digo a quien debéis votar, eso no me importa. Si queréis votad en blanco. Pero id a votar, porque quizás, cuando apréndais a valorarlo, no podáis.
Un saludo a todos aquellos que lo halláis leído
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